lunes, 25 de agosto de 2008

IX

Ella ha vivido momentos tan tensos (e intensos) que alguna vez llegó a pensar que nunca jamás sería la misma que un día fue.

Ellos se convirtieron en víctimas indirectas de sus asesinatos despiadados. Ellos se autoproclamaron mártires de la causa. Pero sólo ella sabe cuán intenso fue el momento para su corazón. Sólo ella sabe que probablemente derramó mayor dolor dentro de sí misma que lágrimas externas ellos. Nadie dice que no sea culpable, pero ella también sufrió.


Nunca volverá a ser la misma...gracias a Dios.



¿Las dos caras de una misma moneda? No. Un lavado de cara, diría yo.

1 comentario:

Soadcete dijo...

Es mayor el sufrimiento que no deja ver lagrimas e intenta ocultar todo que aquel del que llora.